jueves, mayo 15, 2008

Una necesidad
Disculpen el desorden.


Necesito escribir. Pero esta vez más por mí que por lucir mis facultades de escritor –si es que las tengo-. Deseo sentir ese placer del que tantos novelistas y poetas hablan, además de periodistas y algunos prosistas novatos. No porque no lo haya sentido antes, sino más bien por sentirlo más y con mayor frecuencia.

Todo esto incluye también mi deseo de narrar, no sin dejar de ser crítico con lo que narro, claro. Pero quiero contar algo, porque creo que tengo mucho que contar. No he vivido mucho y, por eso, lo que digo puede levantar muchas suspicacias. Pero es comprensible contar con muchas historias en la cabeza si se es detallista, si por cada cosa vivida se puede extraer un pequeño mundo de sucesos que constituyen una unidad separada de la desordenada realidad.

Les cuento que me gusta jugar con las palabras, por ejemplo. Un pasatiempo mío, casi inconsciente, es conjugar verbos y corregir errores gramaticales. No sé por qué lo hago, pero siento casi lo mismo cuando escribo. Quizás escribir también se vuelva un pasatiempo, aunque espero que sea más consiente que inconsciente con el pasar del tiempo. Me gusta más disfrutar las cosas con la mente clara.

A veces mi capacidad argumentativa no es lo bastante buena, sobre todo cuando no me siento motivado a defender nada. De todos los cursos de redacción que he llevado, me ha quedado la idea de que es imprescindible saber ponerse en situaciones contrarias de las que uno parte para construir mejores argumentos. Puedo decir que no lo logro aún, como sé que muchos tampoco. Pero puede talvez serme útil hallar suficiente motivación en la ambición de querer sentir lo que siente quien no está de acuerdo conmigo.

Hoy hace frío como en cada invierno limeño –tan húmedo como melancólico, quizás más- y yo he decidido hablarle a quien me lea tan solo escribiendo. Lo vengo haciendo desde hace mucho, en el Messenger, pero ahí no llego a concluir mucho de lo que pienso y si lo hago, se pierde en la memoria de mi interlocutor y en una parte de mi disco duro. De algún modo a eso le debo ser un invertebrado: la consistencia corpórea de mis ideas no llega a más que una primera fase evolutiva.

Ahora ya no sé como terminar este... sabe Dios qué tipo de narración. No comencé con ninguna idea específica al comenzar a escribir, por eso no sé con qué debo cerrar. Y como no tengo idea de ello, termino así nomás, hasta que sienta deseos de volver a escribir. Ojalá la próxima vez no sea solo el deseo de escribir lo que me obligue a hacerlo, para no tener que aburrirlos con un texto tan desordenado. Algo con respecto a mi reciente vocación de periodista gráfico puede que llame la atención.


Pueden visitar, si gustan: www.fotolog.com/jlcontreras

IMAGEN DE LA SEMANA

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JUSTIFICADOR. Mario Cortijo, jefe de informaciones de El Comercio, explicando los motivos que tiene ese diario para incluir un tema anecdótico en sus primeras planas, durante su visita a la PUCP. (17/09/08)