domingo, octubre 21, 2007

Censo y Sed
¡Salud por la Ley Seca!

Debería contarles ahora algo acerca del nombre de este blog, tan solo porque me parece importante en la medida que le imprime personalidad a mi espacio. Me disculpo, sin embargo, y prometo desarrollar ese tema en pocos días, luego de que termine con algunos trabajos para los cuales necesito bastante tiempo.

Como parte de mis labores por cumplir está el leer parte de un libro sobre televisión sensacionalista. He querido terminar de leer el par de capítulos que necesito para mi clase del siguiente martes, pero la bulla que mi familia genera, entre tragos, charlas y el chillido de mis primitas, han acabado con mi paciencia hasta el punto de tener que exhiliarme en una cabina de Internet. Todo esto, para sorpresa de unos pocos y resignación de muchos, en plena Ley Seca.

Hoy en día, no tengo reparos en compartir abiertamente la opinión de que "lo prohibido gusta más". No es que tuviera muchos, es solo que me costaba terminar de aceptar que una vez formalizada la observación, la gente siga cayendo en lo mismo, que insista en hacer lo que pueden cuando no deben. Pues, parece que de poco sirve que se racionalice la susodicha manía pública para cambiar el comportamiento de las personas.

En camino hasta esta cabina de Internet, me he topado con más de tres reuniones -llámense "fiestas pequeñas"- amenizadas, como diría una típica tarjeta de pollada, por la "rica rubia heladita".Y no contentos con hacer algo en contra de una norma legal, 3 de las reuniones de las que hablo las desarrollaban en la vía pública y cerca de un subrepticio abastecedor de cerveza -el "héroe" de los inconformes bebedores de toda Ley Seca- tal como la tradición parece ordenar.

Es cierto que este panorama no lo he apreciado durante el día entero, ni tampoco mucho tiempo antes de que el efecto normativo de la Ley Seca se extinga. Mentiría. No sería justo con el esfuerzo de muchos bebedores sociales por evitarse problemas con la autoridad y, tal vez -no niego la posibilidad- de quienes creen en la idoneidad de un comportamiento acorde con el ordenamiento jurídico.

Cercanas ya las 6 de la tarde, hora del cese de la Ley Seca, parecía irreprimible por más tiempo el deseo de beberse un trago de cerveza, aprovechando el domingo y la compañía de los amigos de siempre. El efecto cohercitivo de la ley prohibitiva del consumo de "chela" parece verse reflejado en la actitud de muchos varones y mujeres, víctimas de las duras condiciones de trabajo a las que suelen estar expuestos; por lo menos en un medio como en el que vivo.

Pocos días antes de que se efectúe, nuestro estado suele difundir las bondades de una actividad oficial. A su vez, asume que decirle a la gente que lo que deberán hacer es bueno por un par de motivos es suficiente para que lo acepten y se comporten a la altura de las circunstancias. Entre tantas noticias de fraudes administrativos, corrupción y pleitos entre funcionarios públicos, aparece de pronto la noticia de un censo

La noticia de un censo proviene, irónicamente, de la principal fuente de altercados y malestar entre la población peruana: el Estado Peruano. Lo que estamos acostumbrados a conocer de esa fuente esta más relacionado con cosas malas que buenas. Y, pese a esto, la misma pretende anunciar algo como bueno y deseable, y que todos estamos en la obligación de acatar, sin tomarse la molestia de solucionar otros problemas pendientes, necesarios para una mayor identificación de la población con sus normas legales y las decisiones de su gobierno de turno.

El sentido común podría decirle a cualquiera que consumir bebidas alcohólicas durante un evento importante, como un censo de población, puede entorpecer los objetivos de tal actividad. Pero antes de tomar como referente deseable a nivel nacional una actividad del estado, parece importante compartir con todos los pobladores el por qué de esta gran medida y los verdaderos alcances que tendrá en la vida de cada uno de ellos.

A los que tienen nociones elementales de lo que significan las estadísticas en el manejo de una determinada política de estado, no creo que les sea difícil entender el por qué de un censo. Pero para quienes están acostumbrados a no recibir el apoyo necesario de sus autoridades ¿qué podría significar un montón de cifras más? Lo más probable es que, tan solo, un día perdido de trabajo o de descanso dominical, nada más.

Lo prohibido gusta más, es cierto. Pero también lo es que no comprender el fondo de una norma legal hace que la fuerza de una de estas se funde tan solo en su capacidad represora. No he visto muchas autoridades dispuestas a conversar con la gente y a discutir sobre los motivos que tienen ciertos entes del estado para tomar medidas como la referida aquí. El conocimiento de las leyes sigue siendo "capital cultural" -como lo llamaría Bordeau- de unos pocos, de defensores y de defendidos de condición pudiente.

Las personas actuamos casi siempre motivadas por algo. No encuentro algo tan sorprendente en el hecho de que las personas violen la Ley Seca. No tanto como lo hacen los noticieros y la "gente culta". Se acostumbra atribuir a una conducta así motivaciones extrañas, propias de gente sin escrúpulos o con poca cultura, y se mitifica, una vez más, un aspecto de la realidad peruana sin contestar a todas las preguntas que implica responder sobre una sociedad poco tomada en cuenta por su gobierno.

De ser otra la forma de llegar a la población, no digo que tendríamos un panorama completamente distinto, en el que el total de la gente cumpliría cabalmente con las disposiciones normativas. Sin embargo, estoy seguro de que muchos tendrían más motivos para actuar conforme a una orden que les impide tomarse unas "chelitas" en día domingo con la familia, después de un "partidito" de fútbol con los amigos, o acompañando un "cevichito", una de las recompensas mejor acuñadas por la cultura popular peruana para la gente que trabaja.

IMAGEN DE LA SEMANA

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JUSTIFICADOR. Mario Cortijo, jefe de informaciones de El Comercio, explicando los motivos que tiene ese diario para incluir un tema anecdótico en sus primeras planas, durante su visita a la PUCP. (17/09/08)